Prof. Javier B. Seoane C.
El mundo moderno puede definirse como el mundo de
la ratio technica. Si mundo es,
fenomenológicamente, lo que está a nuestro alrededor, pues no cabe duda de que
a nuestro alrededor la ratio technica
cobra vida en cientos de artículos de consumo, pero también en la misma
constitución del pensamiento que se expresa en la filosofía, gran parte de las
humanidades y todo el conglomerado de las ciencias formales y fácticas. Por
ejemplo, en el caso de las ciencias sociales, en las políticas públicas de
cualquier orden y en la propia teoría de sistemas. Esta ratio hunde sus raíces en los mismos orígenes de las fuentes
culturales de occidente (aunque no sólo de occidente) como son el mundo griego,
hebreo y romano.
No obstante, en los últimos siglos, a menos desde
las corrientes románticas hasta nuestros días, ha estado presente una razón
crítica al proyecto sociohistórico de la ratio
technica. Por ejemplo, la teoría crítica de la sociedad de la “Escuela de
Frankfurt” representa, en su contexto del siglo XX, un intento de recrear la
teoría social de cara a una acción práxica emancipatoria que supere la
dominación alienante de esta ratio hegemónica. Se puede decir que el programa
de la teoría crítica, tal como fue diseñado por el núcleo de sus fundadores
―especialmente Max Horkheimer (1895-1973), Theodor W. Adorno (1903-1969) y
Herbert Marcuse (1898-1979)― constituye una síntesis de diferentes corrientes
filosóficas y sociológicas, entre las que caben destacar la dialéctica
hegeliana, la teoría social marxiana, la crítica cultural de Friedrich
Nietzsche, la teoría psicoanalítica de Sigmund Freud, los marxismos tempranos
de Georg Lukács y Karl Korsch, el debate en torno a la revolución entre
Vladimir Lenin y Rosa Luxemburg, la teoría de la racionalización social de Max
Weber. La Escuela de Frankfurt, en tanto que esfuerzo sintético de dichas
corrientes, y en tanto que propuesta de diseño de la teoría social frente a las
proposiciones del positivismo lógico y el marxismo ortodoxo oficial, marca un
capítulo relevante en el desarrollo del pensamiento sociológico del último
siglo y, especialmente, de la crítica de la razón instrumental (terminología
acuñada por el propio Max Horkheimer en relación crítica con Max Weber). A su
vez, no poco debe este ejercicio crítico de la Escuela de Frankfurt a la obra
de Martin Heidegger e, incluso, del español José Ortega y Gasset, como antes a
los escritos de Oswald Spengler. Otros nombres destacados en esta reflexión
sobre la técnica son Jürgen Habermas, Jan Patocka, Hannah Arendt, Hans Jonas,
Jacques Ellul, Peter Sloterdijk o Josep Esquirol. Igualmente, en Venezuela, un
pensador de la talla de Ernesto Mayz-Vallenilla, montado sobre todos estos
precedentes y otros no mencionados aquí, construyó toda una valiosa reflexión
sobre la ratio technica, llegando a
una reconocida mundialmente crítica de la meta-técnica.
Por otra parte, cientos de películas, entre las
que destaca la filmografía de Stanley Kubrik y antes de Charles Chaplin, como
muchas obras de la literatura (Huxley, Orwell, Camus, etc.) han tenido el
conflicto humano con la técnica como eje narrativo.
Mucho se ha dicho entonces sobre la crítica de la ratio technica como principio racional hegemónico de las sociedades
modernas, de sus logros y de sus problemas, de sus posibilidades y de sus
límites. Y en el caso de Martin Heidegger, ha existido el intento claro de generar las
condiciones de posibilidad para repensar toda la metafísica occidental,
obsesionada por lo óntico, objetivo, instrumental. La ratio technica sigue siendo el tema de nuestro tiempo.
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